miércoles, 5 de mayo de 2010

La gran caída.

Hoy no me atrevo ni a mirarte a la cara, llevo todo el día evitándote porque sé que en el momento que te vea volveré a derrumbarme y, por desgracia, tarde o temprano lo haré...

Pero ese día, cuando caiga al vacío no me haré daño simplemente porque estaré preparada y tendré mi almohada al final del pozo y me levantaré como si todo fuese normal.

Como si no doliese caer y más aún levantarse e intentar camuflar las heridas provocadas por la gran caída.

Cuando aquellas heridas estén curadas otras, sin embargo, seguirán sangrando por él, por lo que quiero.

Esa herida que no cicatrizará jamás es MI CORAZÓN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario